En este escrito vivencial, pretendemos continuar con las enseñanzas de los antiguos maestros humanitarios, 

que lo vienen realizando hace 15 mil años.

Uniendo la teoría con la práctica,

De una ciencia específica a todas las ciencias y

de una práctica mínima, a una Obra integracional.

De un hombre a todos los hombres.

Elevándonos a una formación más completa  

aprender/saber/hacer/mover.

 

Desde la siembra y producción de maíz o alfalfa,

pasando por la conversión a carne y de ésta, a la fabricación de fiambres;

realizando compra/venta directa masivas de insumos/productos;

relacionando directamente a los productores/fabricantes con los 

consumidores del pueblo libre, así como también, con comerciantes sensatos.

 

Tomamos al productor/a referente (que sabe hacer);

inculcamos la utilización de tecnologías (maquinaria, genética),

la Libreta de Campo/industria  para cultivar al autodidacta;

obramos (jornada agroindustrial, compra directa);

socializamos la obra con obradores, la enseñanza,

los contactos (lugares, teléfonos, direcciones de correo, videos rurales, imágenes)

precios, recetas, mercados;

y demostramos la sencillez de

producir bien, comprar/vender bien, hacerse de tiempo libre,

vivir bien junto a nuestros hermanos en comunidad realizada.

 

Trabajamos y vivimos sin prejuicios, poseemos una sociabilidad innata;

incluimos a diversas religiones, ideologías, oficios, profesiones;

desde el niño al anciano -todos son artífices de su propio destino-

al potentado como al marginal, al bueno y al malo

-nadie es más que nadie, todos tienen algo que aportar a la sabiduría popular-;

significamos a la Mujer como centro gravitacional hogareño y

motor de la civilización.